La transición hacia un futuro más sostenible y respetuoso con el medio ambiente es una de las prioridades de la Unión Europea (UE). En este contexto, el sector energético se enfrenta a cambios significativos, especialmente en lo que respecta a las calderas de gas, que han sido una solución común para la calefacción y el agua caliente en muchos hogares españoles. A partir del 1 de enero de 2025, se inicia un proceso que marcará el principio del fin para estas calderas, con la prohibición de subvenciones y una serie de normativas que buscan eliminar gradualmente el uso de combustibles fósiles en el sector residencial.
La Prohibición de Subvenciones: Un Cambio Inminente
El Parlamento Europeo ha establecido el 2025 como un hito crucial en la lucha contra el cambio climático. A partir de este año, se prohíbe la subvención de calderas de gas, carbón y gasóleo, lo que significa que los países de la UE ya no podrán ofrecer ayudas económicas para la compra o instalación de estos sistemas de calefacción. Esta medida busca incentivar la adopción de tecnologías más limpias y sostenibles, como las bombas de calor y las instalaciones solares térmicas.
La Realidad de las Calderas de Gas en España
A pesar de que las calderas de gas siguen siendo el sistema de calefacción predominante en España, su futuro es incierto. Aunque la normativa europea no prevé su prohibición total hasta dentro de una década, el 2025 marca el inicio de una larga retirada. Las calderas de gas han sido una solución económica y eficiente, especialmente en zonas rurales y en viviendas antiguas, pero su impacto ambiental ha llevado a Bruselas a ponerlas en el punto de mira.
La Agenda Medioambiental de la UE
La UE ha implementado diversas normativas, como el Reglamento de Instalaciones Térmicas en Edificios (RITE) y los objetivos del Pacto Verde Europeo, que buscan promover tecnologías más eficientes y menos contaminantes. Estas leyes están diseñadas para eliminar gradualmente el uso de combustibles fósiles en la calefacción, lo que incluye la prohibición de calderas de gas en edificios públicos a partir de 2028.
Neutralidad Climática: Un Objetivo a Largo Plazo
A partir de ese año, todos los edificios ocupados por autoridades públicas o de propiedad estatal deberán ser climáticamente neutros. Esto implica que deberán eliminar el uso de calderas de gas, carbón y diésel. Para calcular la neutralidad climática de un edificio, se utilizará el potencial de calentamiento global (PCG), una escala común que considera las emisiones de gases de efecto invernadero a lo largo del ciclo de vida del edificio.
La normativa de Eficiencia Energética de los Edificios, ratificada por la UE, establece que a partir de 2030, todas las nuevas construcciones deberán ser climáticamente neutras. Esto significa que los edificios residenciales nuevos y aquellos que se sometan a reformas importantes deberán instalar sistemas de calefacción eléctricos, con un enfoque en las bombas de calor y las energías renovables.
Si ya posees una caldera de gas, podrás seguir utilizándola hasta al menos 2035, siempre que cumpla con las revisiones periódicas. Sin embargo, si tu caldera se estropea, no habrá incentivos financieros para reemplazarla por otra de gas, incluso si es un modelo más eficiente. Esto significa que tendrás que asumir el costo total de una nueva caldera o optar por un sistema más sostenible.
Quien sabe si la prohibición total sea un horizonte a 2040