La subida de la factura eléctrica tras el apagón ya es una realidad

El apagón sigue pesando: las eléctricas trasladan los costes a los consumidores

Un impacto que llega a los hogares

El reciente apagón eléctrico que afectó a la Península Ibérica el pasado 28 de abril ha dejado una factura que los consumidores ya están empezando a pagar. Las compañías eléctricas han anunciado incrementos en las tarifas debido al encarecimiento de los servicios técnicos necesarios para estabilizar la red tras el colapso. Este aumento, impulsado por los sobrecostes de los servicios de ajuste, está afectando tanto a hogares como a empresas, especialmente a aquellos bajo el mercado regulado.

¿Por qué suben las facturas?

Aunque el apagón duró solo unas horas, sus consecuencias han sido de largo alcance. Para evitar futuros incidentes, las operadoras han reforzado la red eléctrica con medidas como la activación de centrales de gas, mucho más costosas, para garantizar la estabilidad del sistema. Estos servicios de ajuste, esenciales para equilibrar la oferta y la demanda de energía, han visto sus precios dispararse, superando los 30 euros/MWh en mayo, frente a los 10 euros/MWh de hace apenas cuatro años.

Los datos reflejan el impacto: los hogares con tarifas reguladas (PVPC) han experimentado un aumento medio del 3,8% en sus facturas de mayo en comparación con abril. Este incremento está directamente ligado a la estructura del PVPC, que, pese a incluir desde 2023 una parte de precio fijo, sigue dependiendo en gran medida de las fluctuaciones del mercado eléctrico. 

Grandes consumidores en apuros

El panorama es aún más complicado para las industrias y grandes consumidores. Muchas comercializadoras están revisando contratos firmados a precio fijo o parcialmente indexado, ya que los sobrecostes de los servicios de ajuste han reducido sus márgenes de beneficio. Algunas han optado por cancelar acuerdos vigentes y proponer nuevos contratos con condiciones menos favorables, incorporando cláusulas que permiten ajustes de precios en función de los costes técnicos.

El papel del almacenamiento energético

En respuesta al apagón, el sector energético español está explorando soluciones como el almacenamiento energético para reducir la dependencia de centrales de respaldo más caras. Estas tecnologías podrían mitigar los picos de demanda y estabilizar la red, pero su implementación aún está en una fase inicial y no ofrece una solución inmediata.

Promesas del Gobierno frente a la realidad

El Gobierno ha intentado minimizar la percepción del impacto, asegurando que los costes adicionales por reforzar la red serían insignificantes para los consumidores. Sin embargo, los movimientos del mercado cuentan una historia diferente. Las tarifas están subiendo de forma constante, impulsadas por el mayor uso de centrales fuera del mercado ordinario, cuyos costes se trasladan directamente a las comercializadoras y, en última instancia, a los usuarios.

Un sistema bajo presión

Compañías como Iberdrola, Endesa o Naturgy aún no han anunciado cambios oficiales en sus tarifas, pero fuentes del sector advierten que, si los precios del gas siguen marcando la pauta en el mercado eléctrico, estas empresas también deberán ajustar sus precios. Este escenario pone de manifiesto la fragilidad del sistema eléctrico español y los retos pendientes para garantizar su estabilidad sin cargar los costes al consumidor final.

El apagón de abril ha sido un recordatorio de la vulnerabilidad del sistema eléctrico y de los costes asociados a su recuperación. Mientras Red Eléctrica trabaja en nuevas subastas y modelos operativos para prevenir futuros incidentes, el mensaje es claro: la estabilidad tiene un precio, y ese precio lo está pagando el consumidor. Este episodio podría marcar un antes y un después en la gestión energética, obligando al sector a buscar soluciones más sostenibles y menos costosas para los usuarios. Mostrar en la barra lateral